Se trata de un pequeño altar con una estampa de la Virgen María, que data de principios del siglo pasado. Rodeado de flores y velas, bajo un antiguo techo de maderas, el pequeño altar se encuentra cobijado y venerado por los vecinos que viven en la zona.
Hay que fijarse bien, pues pasa desapercibido si se anda con prisas.
De cualquier modo, si bajando por esas calles escuchas cómo cae el agua de una pequeña fuente, acércate a beber, pues este rinconcito se esconde justo detrás del pequeño pilar.
Fotografías cedidas por nicojpm